Entre Hermanas Lectoras

Cuando era una niña, nevó todo el verano. 

Todos los días, el sol se elevaba borroso detrás de un cielo ahumado y permanecía detrás de su bruma, y en las tardes, se hundía, naranja y derrotado, como las brasas de las llamas muriendo. 

Y los copos de nieve caían y caían, -quemaban peculiarmente pero no eran fríos al tacto- como el viento traía los olores a quemado. 

Cada noche, mis padres nos sentaban para ver las noticias. Todas las imágenes eran iguales: ciudades completamente evacuadas, ciudades cerradas, ciudadanos agradecidos saludando desde las grandes y brillantes ventanas de autobuses trayéndolos hacia un nuevo futuro, una vida de perfecta felicidad, una vida sin dolor. 

"¿Ves?" decía mi madre, sonriéndonos a mí y a mi hermana Carol, al mismo tiempo. "Nosotros vivimos en el mejor país del mundo ¿Ven lo afortunados que somos?" 

Sin embargo, la ceniza continuó arremolinándose al rededor, y el olor de la muerte vino a través de las ventanas, se arrastró bajo la puerta, colgaba en nuestras alfombras y cortinas, y gritaba su mentira. 

¿Es posible decir la verdad en una sociedad de mentiras? ¿O será necesario siempre convertirse en un mentiroso? ¿Y si le mientes a un mentiroso, es el pecado de alguna manera negado o al revés? 

Estos son el tipo de preguntas que me hago ahora: en estas acuosas y oscuras horas, cuando la noche y el día son intercambiables. No. No es cierto. Durante el día los guardias vienen, para entregar alimentos y tomar el cubo. Y por la noche escucho a los otros gemir y gritar. Ellos son afortunados, ellos son los únicos que aun creen en ese sonido, la voz, servirá de algo. El resto de nosotros sabemos mejor y hemos aprendido a vivir en silencio. 

Me pregunto qué está haciendo Lena ahora. Siempre me pregunto qué está haciendo Lena. Rachel, también: mis dos niñas, mis bellas niñas de enormes ojos. Pero me preocupo por menos por Rachel. Rachel siempre fue más fuerte que Lena de algún modo. Más desafiante, más tenaz, menos sentimental. Ya de niña, temeraria y feroz con ardiente de ojos, con un temperamento como una vez fue mi padre. 

Pero Lena. . . pequeña y querida Lena, con su maraña de pelo oscuro y sus mejillas sonrojadas, atenta Lena, con el más dulce balbuceo para romper el corazón. Para romper mi corazón: mi salvaje, incurado, errático e incomprensible corazón. Me pregunto si sus dientes delanteros todavía se superponen, si todavía confunde las palabras de pretzel y un lápiz de vez en cuando, si su pelo marrón tenue creció recto y largo, o empezó a rizarse. 

Me pregunto si ella cree en las mentiras que le dijeron. Yo también soy una mentirosa ahora, me he convertido en una por necesidad, miento cuando sonrío al devolver una bandeja vacía. Miento cuando pido el libro de FSS, fingiendo haberme arrepentido. Miento al estar aquí, en mi catre en la oscuridad. Pronto, se habrá terminado. Pronto, voy a escapar. Y entonces las mentiras terminarán.

Nota: Pronto les traeremos los siguientes capitulos y al final la recopilación de todos, (si los tomas del blog por favor da las gracias y a @dorlytha)